DESCRIPCION DEL MUNDO DE LA VIDA ESCOLAR DESDE UNA VISION CRITICA. Msc Albany Linero

 DESCRIPCION DEL MUNDO DE LA VIDA ESCOLAR DESDE UNA VISION

CRITICA


El término "vida escolar" se refiere a la vida en el centro de la

educación; es decir, todas las actividades de los estudiantes en la escuela

que contribuyen a su éxito académico y desarrollo personal. Abarca desde

los estudios obligatorios hasta las actividades extraescolares, resultando en

responsabilidades de aprendizaje en diversos ámbitos, participando como

representante en diversas instancias institucionales.


"Vida escolar" también significa un conjunto de normas (formales o

informales) específicas del entorno escolar. Estas normas incluyen la

organización del tiempo, el espacio y las relaciones humanas. Tienen dos

propósitos: organizan bien las lecciones e involucran a los estudiantes en su

aprendizaje. La formación de los jóvenes tiene como objetivo ayudarlos a

convertirse en adultos responsables, capaces de comprender sus

responsabilidades como ciudadanos y se basa en el apoyo educativo, donde

la oferta escolar juega un papel importante.


Una ‘buena educación’ permite no sólo acceder al conocimiento. Debe

permitir también significarlo éticamente, gozarlo y compartirlo. No siempre se

ha entendido de esta manera. Se ha asociado a erudición, elocuencia,

‘buenas formas’, dominio técnico, gestión estratégica… Todo ellos

aprendizajes necesarios, pero que no agotan el concepto. Podríamos

afirmar, sin temor a esquivarnos, que “a los adultos que trucaron los motores

de Volkswagen no les faltaba competencia lectora, ni matemática, ni

científica. Probablemente, de todo ello andaban bien sobrados. Lo que les

faltaba era, pura y sencillamente, ética.” (Guadalupe Jover y otros, 2020) y

nosotros añadimos… ‘empatía’.


Es difícil imaginar que la educación en las instituciones de enseñanza

pueda desplegarse en un clima relacional ‘afectivamente neutral’. No es

posible una relación educativa sin un escenario emocional de simpatía,

dignidad y empoderamiento; alejada de toda humillación.


La experiencia de vida escolar así lo pone en evidencia. Costaría

encontrar un estudiante que calificara su vida escolar de ‘emocionalmente

neutral’. El debate no está, por tanto, en la existencia o no de los afectos en

las relaciones educativas, sino en si el componente emocional debe ser

objeto o no de educación formal. Curioso cuestionamiento para unas

instituciones que tradicionalmente no desdeñan trabajar los afectos desde la

vertiente más represiva, la disciplinaria.


“Yo estoy aquí para enseñar, no para educar…” es una expresión

frecuente entre algunos docentes, apoyados en corrientes de opinión

contrarias al cambio de los procedimientos de enseñanza. “Para educar, ya

están los padres”, apostillan también algunas familias. Quizá no sea fácil

apreciar que la aplicación a la vida escolar de estas afirmaciones inhabilitaría

al docente para el ejercicio de su profesión. Obstaculizaría la vinculación

afectiva de deseo con el conocimiento; se haría difícil despertar en el

estudiante las ansias de aprender.


En una era de rápidos cambios tecnológicos y desafíos sociales sin

precedentes, el aprendizaje a lo largo de toda la vida se ha convertido en un

pilar fundamental para el desarrollo personal y profesional de los individuos y

en la clave para la consecución de sociedades mejor organizadas y

completas. En este contexto, la escuela desempeña un papel central al

brindar las bases para un aprendizaje continuo y proporcionar las

herramientas necesarias para enfrentar los retos de un mundo en constante

evolución.


Etimológicamente observamos que el vocablo escuela tuvo en su origen

un sentido estrictamente intelectual, al cual se añadió cierto contenido social.

Para no sólo darle un significado de «lugar» donde se enseña y de «doctrina»

allí enseñada, sino también de «conjunto» de discípulos que siguen la misma

doctrina, estos dos caracteres, intelectual y social, persisten en el lenguaje

técnico de hoy al poderse definir la escuela como comunidad de maestros y

alumnos dedicada a la educación .


Ahora bien, ¿qué significa hoy aprendizaje a lo largo de toda la vida?

¿Cuáles son los elementos esenciales que configuran el término? ¿Por qué

debemos promoverlo? ¿Qué papel juega la escuela en un mundo en el que

todos debemos aprender todo el tiempo?


La vida escolar implica naturalmente que en la escuela no solo se

desarrollan contenidos formales y saberes explícitos, sino apropiarse de los

particulares rasgos de la actividad y aprender el oficio del alumno.

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